El COVID-19 ha afectado y mucho a diferentes áreas: a nuestra salud, nuestros miedos, la economía, nuestras enfermedades, los cambios de hábito, pero sin duda, las relaciones sociales ha sido una de las grandes perjudicadas.
Antes no podíamos concebir salir de casa sin el móvil, la cartera, las gafas y ahora tendremos que añadir nuestra mascarilla, y en algunos casos, hasta los guantes.
El duro confinamiento, y en muchos casos, aislamiento nos ha convertido en seres más “antisociales” y miedosos para ir a determinados sitios, visitar a amigos, compartir qué cosas o utilizar los cubiertos de un restaurante, ya no es lo que era.
Nuestro cerebro está diseñado para socializar y sufre cuando vemos reducidas las relaciones. De hecho, los científicos llevan muchos años observando que los individuos que tienen una menor cantidad o calidad de relaciones sociales presentan más problemas de salud y un riesgo mayor de fallecer.
Es evidente que el aislamiento social prolongado tiene un impacto negativo sobre el sistema nervioso y nuestro comportamiento. Incluso, dependiendo de la edad en la que nos hayan confinado puede tener repercusiones con un impacto más o menos fuertes.
Uno de los síntomas más acusados y con mayor frecuencia, es la ansiedad. En este caso, y según aseguran los expertos, debemos luchar contra ella para evitar alteraciones futuras en el comportamiento. Así que, fijémonos en la parte positiva de esta ápoca que nos ha tocado vivir.
Ya nos lo dicen, las relaciones sociales tienen efectos terapéuticos. ¿Y si estimulamos más las relaciones sociales? Y aunque afortunadamente, las nuevas tecnologías nos ayudan a mejorar algunos aspectos, como reuniones virtuales desde cualquier parte, o determinadas plataformas como Oncomedic que, cada día, actualizamos contenido para que estéis al día de las novedades en Oncología para que estos días de intensidad tecnológica, deberíamos hacer un esfuerzo, ser más afectivos y socializarnos más. Un hecho que no solo afecta a los pacientes con Covid-19 sino también a los pacientes oncológicos.
Hagamos un esfuerzo, nuestro cuerpo y mente, nos lo agradecerán.