Los datos salvan vidas. La comunidad científica y todos los actores implicados en el abordaje de la salud son conscientes de ello y, por lo tanto, del potencial que las nuevas tecnologías tienen en beneficio de la prevención, diagnóstico y tratamiento de enfermedades. Con la pandemia de la COVID-19, la inversión en Big Data se ha intensificado en pro de la investigación global para combatir el virus.
El objetivo no es otro que crear estrategias basadas en datos que respalden respuestas más ágiles en la lucha de esta y otras enfermedades. Así se plasma en este artículo en el que diferentes autores realizan un análisis sobre cómo los datos y la inteligencia artificial son efectivos contra la COVID y el cáncer. Basados en principios FAIR, es decir, las buenas prácticas para la gestión y administración de datos científicos, los investigadores se apoyan en las estrategias que se aplican en investigaciones oncológicas desde hace tiempo.
Estos protocolos se crearon para ahorrar tiempo a los investigadores y ayudar a maximizar el impacto de los datos de salud. Los principios FAIR comenzaron en algunas instituciones académicas europeas y han crecido hasta incluir el respaldo de organizaciones globales como el G7, entidades científicas y gobiernos estatales. Son un aliado de la transformación digital y la interoperabilidad a través de aplicaciones informáticas. Estos principios tienen como objetivo mejorar la capacidad de la tecnología de datos.
Los proyectos de investigación en cáncer y en COVID se encuentran con una serie de desafíos. Por ejemplo, algunos sistemas sanitarios pueden presentar problemas relacionados con el registro, almacenamiento y reutilización de datos. Por ello, incluso antes de la pandemia, surgieron varias iniciativas para abordar esta serie de complicaciones. Su objetivo es el de canalizar los datos a través de la implementación de protocolos FAIR para optimizar esa gestión en distintos proyectos de oncología.
Uno de los proyectos de este tipo es la red Virus Outbreak Data Network (VODAN), que busca facilitar el acceso a datos de la pandemia y de episodios semejantes del pasado para los países afectados. Nació a principios de 2020 con vistas, además, a atender futuros brotes de enfermedades infecciosas, más allá de la COVID.
Trabajo conjunto con la industria farmacéutica
La industria farmacéutica ha acelerado también los últimos años su inversión en Big Data para potenciar su investigación en torno a diferentes enfermedades. Sin ir más lejos, como recoge el análisis que nos ocupa, AstraZeneca intensificó el uso de identificadores para buscar y acceder a datos internos. Así mismo, Roche, Bayer y SciBite demostraron el valor de la interoperabilidad a través de metadatos.
Este estudio sobre la importancia de los datos en la investigación en cáncer y COVID concluye que la adopción de los principios FAIR es, sin duda, fundamental para respaldar la investigación basada en la genómica y los descubrimientos al respecto a nivel mundial.