Los menús copiosos propios de la Navidad, en los que predominan las grasas, los azúcares o el alcohol, deben evitarse siempre, pero de forma especial en el caso de los pacientes oncológicos para quienes lo más recomendable es seguir siempre una dieta equilibrada en la que ponderen las verduras, frutas o pescados. Sin embargo, el consumo de algunos mariscos, fuente de Zinc, o una pequeña cantidad de carnes rojas a la plancha o reducidas en un buen caldo, pueden ser una buena opción para hacer de estas comidas y cenas algo especial sin que resulten perjudiciales para su recuperación.
Los pacientes oncológicos son, además, personas de riesgo en el marco de esta pandemia por lo que ese “menos es más” también debe predominar en el número de comensales con los que compartir estas fechas y con los que las medidas de seguridad, uso siempre de las mascarillas y distancia de al menos 1,5 metros, deben respetarse de forma escrupulosa, así como la ventilación de los espacios de los convivientes. Los pacientes de cáncer tienen el sistema inmunodeprimido y las defensas bajas, por lo que es imprescindible que no se expongan a nada que ponga en peligro su recuperación, tal y como subrayan los expertos. “Si van a ver a niños, es mejor que sea en espacios abiertos, dando un paseo, por ejemplo, y siempre protegidos, ya que un catarro para ellos puede ser peligroso”, sentencian.
La falta de apetito y el cansancio son otras de las consecuencias de esta enfermedad y pueden agravarse en ambientes en los que reina la opulencia en la mesa y las veladas se estiran, por lo que “lo más conveniente es darles su espacio y entender que necesitan descansar y tranquilidad para poder recuperarse”.
Según asegura el doctor Pedro Robledo, responsable de la Unidad de Nutrición Clínica y Dietética de MD Anderson Cancer Center Madrid, “es muy importante que sigan una alimentación saludable y variada que incluya verduras, arroz, legumbres, pescado, carnes, huevos, lácteos y aceite de oliva y que esté regulada en base a la edad, sexo y, sobre todo, el tipo de tratamiento que está recibiendo el paciente y la fase de la enfermedad en la que se encuentra en esos momentos”.
Así, por ejemplo, los tratamientos con quimioterapia por vía intravenosa, la radioterapia o la inmunoterapia pueden producir alteraciones en el sabor, náuseas o estreñimiento, mientras que los pacientes en tratamiento hormonal refieren más problemas relacionados con el control del peso y alteraciones glucémicas y/o dislipémicas. Asimismo, hay que tener en cuenta también las características de los pacientes que se han sometido a una cirugía y que pueden tener alteraciones en la deglución de los alimentos o malabsorción de nutrientes, lo cual puede provocar que los alimentos no se muevan de manera normal por el tubo digestivo.
Los purés de verduras de temporada, como la calabaza, acompañados por dátiles, los pescados a la plancha, las sopas de marisco suaves o los yogures o macedonias de fruta como postres, son una opción perfecta en la mayoría de los casos de este tipo de pacientes.
No cocinar las carnes o pescados a muy alta temperatura, reducir los dulces y mantecados al máximo e intentar que realicen ejercicio físico para disminuir la sensación de fatiga, pueden potenciar su sistema inmunitario y reducir el impacto negativo de los posibles excesos alimenticios durante estas fechas. Los expertos recomiendan caminar despacio, practicar pilates, yoga, nadar, bailar o incluso jugar un partido de pádel, 30 minutos al día 5 veces por semana, al estar considerados ejercicios aeróbicos suaves.