La pandemia producida por la COVID-19 está generando importantes alteraciones en el tratamiento del cáncer de mama. Dada la rapidez con la que suceden las cosas en este escenario, no podemos contar con ensayos clínicos que nos permitan respaldar las modificaciones terapéuticas a las que la pandemia nos obliga. Por lo tanto, muchos de estos cambios se basan en la experiencia y en el sentido clínicos y en la opinión de expertos. No hay que olvidar que, después de una información individualizada a cada paciente sobre los riesgos, ventajas e inconvenientes de los tratamientos que ponemos, la última palabra es la de las pacientes.