Cada vez se curan más pacientes con cáncer. En las últimas décadas, de manera general y aproximada, todos los años se incrementa un 1% el número de pacientes que podemos considerar “curados”.
Los tumores donde más impacto está teniendo este aspecto es en aquellos que, además, son los más frecuentes (mama, colorrectal, pulmón, …).
Por dicho motivo cada vez es más frecuente que se oiga hablar de los “largos supervivientes”. Pero, ¿qué se entiende con este término? La SEOM define al largo superviviente como aquel paciente que lleva más de 5 años sin evidencia de enfermedad tras la finalización del tratamiento oncológico correspondiente.
La preocupación existente en los últimos años por este grupo de pacientes es, lógicamente, cada vez mayor.
Las implicaciones médicas, sociales, familiares y económicas son importantísimas y serán, cada vez, mayores. Es por ello que desde las sociedades científicas, de pacientes y los organismos de gestión sanitaria se esté trabajando en todos estos aspectos.
Pero, ¿cuándo debemos empezar a preocuparnos de todos estos temas?; ¿cuándo el paciente ya ha finalizado el tratamiento? ¿Cuándo ha conseguido superar esa cifra mágica de los 5 años?
Mi planteamiento es que no: debemos empezar a trabajarlos en cuanto el paciente es diagnosticado de cáncer. Cuando se discute el caso en el comité multidisciplinar correspondiente ya debemos incorporar el pensamiento de la selección de terapia adaptada a las necesidades del caso y de la visión que el propio paciente tiene de su proceso y su futuro.
En este aspecto, como es lógico, el paciente se encuentra en el centro de la decisión pero no sólo desde un punto de vista de elemento receptor sino todo lo contrario: el paciente debe colaborar en la decisión final dado que nadie mejor que él sabe qué espera de la vida y de su proceso en aspectos funcionales y de calidad vital.
Por lo tanto, debemos pensar en los largos supervivientes antes de iniciar cualquier tratamiento, implicar a todos los profesionales desde el primer instante y siempre centrados en las necesidades e intereses del paciente.